miércoles, 12 de agosto de 2009

Gran Maestro ...

Es impresionante y sorprendente para mi ser testigo y ver como en ocasiones Dios nos manda maestros y nunca entendemos la importancia del aprendizaje que nos dejará hasta que ya están fuera de nuestras vidas…


Yo conocí en mi trabajo hace casi 12 años a un buen hombre, en ese tiempo yo tenía novio y el siempre fue un ferviente admirador; recuerdo que en una ocasión me dijo que yo sería su novia y que nos casaríamos - más recuerdo la risa que me ocasionó, ya que yo estaba perdidamente enamorada de mi entonces novio y jamás lo dejaría (eso creía yo).


Pasan los años, el destino nos juega una mala pasada, y llega el día de mi boda, cual será mi sorpresa al ver que no me casaba con el hombre que yo sabía era el amor de mi vida, sino con este antiguo pretendiente que me fue ganando y convenciendo poco a poco, de manera sigilosa e inesperada. Se ganó el amor de mi familia y aquí estabamos, una hermosisima noche de julio, ante el altar, listos para casarnos.


Lo recuerdo como si fuera ayer, cuando me pregunta el sacerdote si prometo amarlo, jurarlo, respetarlo, etc etc y mi alma gritandome a todo pulmón "NOOOOOOOOOO!!!", el voltear a ver una iglesia llena de gente, el pensar qué pasaría con el salón, el grupo, la luna de miel, qué pasaría si no me caso, sin embargo, me casé, prometí lo que no sentía, lo que mi religión me "exigía" si deseaba ser fiel a los sacramentos de mi iglesia.


Esto para mi fue el inicio de unos impresionantemente largos 5 años de infelicidad; aun que había pasado por momentos difíciles en mi vida, jamas fueron tan terribles como mi matrimonio.


Fue una infelicidad que yo sola me impuse, a el no tengo nada que recriminarle.


Lamento el haber aceptado casarme con el sabiendo que no lo amaba plenamente, lamento que el haya tratado de amarme de una manera que nunca quise que me amara, al final el matrimonio sentía que se derrumbaba a mi alrededor y yo seguía ahí, negada a terminar mi matrimonio por no "fracasar", por temor a la soledad; y le agradezco a el, a mi exmarido, que me haya sido infiel, se lo agradezco mas alla de lo que puedo decir; ya que gracias a esto es que tuve al fin la más grande de las caidas.


Era doloroso para mi ver que una persona a la que le tenía tanta confianza me engañara y terminara robándome de una manera demasiado vil. Cai, caí duro y sobre mis rodilla; sin embargo, le agradezco que me haya tumbado ya que gracias a esto, tuve al fin mi despertar espiritual.


Agradezco a mi gran maestro que fue mi exmarido, ya que gracias a su amor y desamor, logré entender que siempre he sido y siempre seré responsable de mis actos.


Le agradezco que me haya mostrado de una forma inesperada que realmente existe un mundo más alla del cual me permitía explorar cuando estaba a su lado; soy una persona muy feliz ahora que no está en mi vida; y le doy gracias a Dios que me haya enviado a este Gran Maestro y que haya yo sufrido mucho para poder al fin llegar a este momento!

Publicado por: Praan

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